Recipientes y envases para el recuerdo

En sí un envase o recipiente tiene como función principal preservar, contener, transportar, informar, expresar, impactar y proteger al producto que contiene. A lo largo de nuestra historia los seres humanos hemos utilizado envases para almacenar y proteger alimentos y bebidas. Estos han ido evolucionando a la par que los seres humanos y se han adaptado a nuestro entorno y nuestras necesidades.

En la prehistoria y el paleolítico se utilizaban envases que se encontraban en la naturaleza tal, sin ser modificados, como troncos de árbol, rocas con huecos, conchas marinas, hojas, etc. A medida que fuimos evolucionando se fueron modificando los productos que teníamos a nuestro alcance como pieles y vejigas y se adaptaron para albergar distintos productos. En el mesolítico ya sabíamos modelar barro y trenzar hierbas para hacer envases, y en el Neolítico aprendimos a cocer el barro y hacer vasijas. Griegos y Romanos utilizarían vidrios, botas de tela y barriles de madera, así como botellas, tarros y urnas de barro cocidos.

Con la revolución industrial y el desarrollo de las vías férreas se hizo posible el traslado de grandes cargas en forma rápida y económica. La creación de sistemas de distribución que permitía transportar productos a una larga distancia fue la clave en el desarrollo de nuevas formas de embalar y envasar, pero en las zonas rurales se mantuvieron los envases tradicionales hasta prácticamente nuestros días. ¿Quién no ha bebido agua de un botijo, no ha cogido chorizos de una orza o no le ha robado galletas a la abuela de las ollas de la alacena? En esta entrada queremos mostrar algunos de estos envases tradicionales, que poco a poco se están quedando sin uso y su utilidad dentro de nuestro entorno rural.

Las zafras y los jarros para el aceite

Las zafras de las casas eran unos recipientes donde se almacenaba todo el aceite del año, tenían una capacidad de hasta 30 arrobas (cada arroba son 16 litros). De las zafras se sacaba el aceite a recipientes más pequeños y manejables llamados alcuzas o jarros para el consumo diario.

Zafras de aceite

Jarros y alcuzas de aceite

Lecheras y cántaras para la leche.

Las cantaras son las de mayor tamaño, en las que se transportaba la leche desde las vaquerías a las lecherías y las lecheras eran los recipientes en los que la gente transportaba la leche hasta sus hogares. Aún recuerdo acompañar a mi abuela a la lechería de “los Bonis” a por un cuartillo de leche.

Cantaras y lecheras

Cántaros, botijos y zaques para agua.

Los cántaros se utilizaban para transportar el agua desde las fuentes a los hogares. Luego se vertía en los botijos, que son más manejables para poder beber o en las orzas, donde se almacenaba para el uso en la cocina principalmente. Cuando había que llevar el agua al campo en verano se usaban los zaques, fabricados con la piel de cabrito curado, la piel era del cabrito entero, no tenía cortes y se mantenía el pelo por fuera para mojarlo y mantener el agua fresca en verano toda la jornada.

Cantaros en las cantareras, que era donde se depositaban para mantenerlas aisladas del suelo
Zaque perteneciente a Jacinto Ruiz. Lo fabricó su vecino Faustino

Pellejos para mieles y aceites.

Los pellejos se utilizaban cuando se querían transportar principalmente miel. Al igual que con los zaques se fabricaban a partir de pieles de cabrito enteras y se curtían por dentro para poder limpiarlas y mantenerlas en buen estado.

Pellejos de cabrito utilizados para el trasporte de miel.

Orzas, las grandes para agua y las pequeñas para la matanza.

Como hemos comentado anteriormente en los hogares había orzas de gran tamaño para almacenar el agua que se utilizaba en la cocina, para fregar, para higiene y demás tareas domésticas. Las de pequeño tamaño se usaban para almacenar los productos de la matanza, los chorizos, la manteca, los lomos, huesos y costillas e incluso el pan, estas eran cilíndricas con tapas de barro.

Orzas de agua y matanza

Cubas y bombonas para el vino.

En las cubas, recipiente de mayor tamaño, se almacenaba el vino a granel y estaban fabricadas en madera. Para uso doméstico se utilizaban las bombonas, de vidrio recubiertas de esparto o de caña.

Cuba de vino

Bombonas recubiertas de caña con tapón de corcho

Sacos y costales para harinas y cereales.

Los sacos se fabricaban con yute o arpillera para que pudieran traspirar y que no se pudrieran los cereales y las legumbres que albergaban. Todos tenían el mismo volumen, contenían fanega y media de cereales. Los costales se fabricaban con lonas, son altos y estrechos, pudiendo medir hasta 1,30m de altura y servían para almacenar harina.

Esta es tan sólo una pequeña muestra de la inmensa cantidad de envases que se podían utilizar para almacenar y trasportar alimentos y bebidas en las casas de nuestros abuelos.

Costales de harina

Esperamos poder recopilar más envases para próximas entradas. Asimismo admitimos todas las sugerencias que se os ocurran. 

Referencias:


Almargen.com (Fuentes de la información: Matias S. Perez, España y Prof. Ing. Walter Francisco Salas Valerio, Universidad Nacional Agraria La Molina)

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