La Moda emplea el mismo procedimiento respecto de las costumbres que de las novedades. Al cabo de algún tiempo, lo que se quedo antiguo vuelve a ser moderno; pero con detalles y matices que le dan todo el encanto de la novedad.
El antiguo besamanos, que durante una buena parte del pasado siglo sólo se practicaba en los palacios con los soberanos, ha vuelto como en otros tiempos a ser un acto de galantería, o mejor dicho, un homenaje a las que son reinas en los salones; pero al reproducir esta parte de la antigua etiqueta, la Moda la ha adaptado a las tendencias y costumbres de la época
Besamano a la americana
El caballero coge la mano de la señora y la aproxima a sus labios
En el siglo XVIII, tanto en Francia como en España, cuantas personas por su estirpe o por su categoría social tenían acceso en los palacios reales o frecuentaban las moradas de los nobles de abolengo, necesitaban como complemento de su educación aprender a andar, a saludar y a bailar las pavanas y minuetos que estaban en todo su apogeo, para lo cual disponían de profesores muy considerados, que daban la mayor importancia a aquella parte teatral de la educación femenina. Nadie ignora que el arte de hacer reverencias constituía uno de los méritos que más se ponderaban y más en cuenta se tenían para considerar, tanto a las damas como a los caballeros.
La Revolución francesa acabó con éstas ceremonias, que continuaron observándose en las cortes de Austria, Italia, Portugal y España.
El besamano moderno
El caballero se inclina un poco, eleva suavemente la mano que le tienden y posa sobre ella sus labios
Durante el segundo Imperio, hubo en París un profesor de baile del antiguo régimen que logró renovar la ceremoniosa etiqueta, aunque con importantes modificaciones, porque no en vano pasa el tiempo. Haciendo una combinación entre las reverencias de la época de Luis XV y el besamanos que aún se conservaba en algunos palacios reales, restableció en la Corte de Napoleón III y de la Emperatriz Eugenia un besamanos, para cuya ejecución, además de las lecciones orales, escribió un tratado que gozó de gran éxito hasta la caída del Imperio.
La ceremonia a que aludo, constaba de cuatro tiempos, a saber: Después de hacer una reverencia, el caballero, llevando en la mano izquierda el claque, pendiente el brazo á lo largo del cuerpo formando una línea flexible, extendía la mano derecha y se inclinaba delante de la señora. Este era el primer tiempo. Con la mano derecha cogía suavemente la mano que la señora le ofrecía, depositando en ella un simulacro de beso. Este era el segundo tiempo. Como para el acto anterior, necesitaba inclinarse el caballero. El tercer tiempo consistía en que se irguiera lentamente; pero sin dejar de tener algo inclinada la cabeza. El cuarto tiempo se reducía a volver con gracia y elegancia a la primera postura, de modo que el galán resultase en actitud a la vez sumisa y arrogante. Este besamano puede verse reproducido en el grabado que aparece en la parte inferior de esta página con la rúbrica de el besamano antiguo.
El besamano antiguo
El caballero se inclina profundamente y besa la punta de los dedos de la mano, que con altaneria le concede la señora
La desusada costumbre ha sido restablecida por la Moda; pero ya no es ni sombra de lo que era, habiendo quedado reducida a una simple fórmula. Lo más original es, que la renovación modificada de la antigua etiqueta, ha sido realizada por la buena sociedad Norte americana. El caballero no se inclina para besar la mano a la señora: se la coge, la' eleva hasta el nivel de sus labios y de este modo se molesta lo menos posible. Los labios no llegan a tocar a la mano... sin duda por miedo a los microbios. Lo más extraño de todo esto, y no sé si añadir lo más lamentable, es que en los países en donde la reverencia y el besamano llegaron a su mayor grado de apogeo, se copie y aclimate la parodia del antiguo besamano.
El besamano, entre ceremonioso y familiar
Los matices de este acto de galantería son muy sutiles.La familiaridad depende del sitio donde el caballero coloca sus labios
En los grabados que reproducimos en esta página y en la siguiente, pueden verse en acción el besamano a la americana, el que todavía se conserva en algunas naciones de Europa, el que ha quedado antiguo y el que podríamos calificar de familiar. En España no se practica todavía el besamano moderno; pero de todos modos, aunque sea a título de curiosidad, creo que complacerán a las lectoras la reseña que he hecho y las ilustraciones que la completan.
Juan de Madrid - 20 de agosto de 1905.
Revista la Ultima Moda, num. 920, año XVIII, Madrid - Sección de Vida Social.
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La Última Moda fue una de las más destacadas y longevas revistas ilustradas dedicadas a la moda y las labores destinadas a la mujer, a imitación de las que triunfaban en el París de finales del XIX y primeras décadas del XX. Aparece el nueve de enero de 1888, con el subtítulo “revista ilustrada hispano americana”, llegando seis años después a alcanzar los 24.000 ejemplares, difundidos tanto en España como en las colonias de ultramar, sufriendo una merma en sus suscripciones tras la pérdida de éstas. Dejó de publicarse en 1927.
Su periodicidad inicial será quincenal, en números de ocho páginas, con nutridas y bellas ilustraciones, principalmente en la portada y páginas centrales, de grabados de modelos, figurines, vestidos, sombreros y otros complementos, así como patrones, labores y dibujos para bordar.
No podemos acabar la entrada sin dejar de mostraros la portada del número del que hemos extraído el artículo, dado lo curiosos de la misma. Jugar un partido de tenis con esos trajes debía ser de lo más singular.
Fuente: Hemeroteca digital. Biblioteca Nacional