Panegírico a San Juan Bautista de la Concepción por Waldemaro Puebla, año 1877

"(...) Mediaba el año 1.561 cuando apareció en el mundo un nuevo vástago del noble matrimonio Marcos García Gijón, e Isabel López Rico, muy cristianos y temerosos de Dios. Especial cuidado tuvieron sus padres de educarlo según el espíritu religioso que ardía en sus almas, aunque Juan mostró desde la niñez docilidad de corazón, y angelical carácter. Como si hubiera sentido la voz de Dios, que le llamaba para cosas grandes en lo sucesivo, comenzó a macerar su cuerpo cuando tenia seis años, absteniéndose de los juegos de la niñez, y aplicándose con efusión al estudio, ¡Verdadero cimiento para el edificio que había de levantar en su alma!, pues a los siete años tuvo permiso para comulgar, y a los nueve consagró a Dios su alma y su cuerpo, haciendo voto de perpetua virginidad. Era su compostura, su afabilidad y su trato tan extraordinario, que todos a porfía le llamaban el Santo, confirmando lo dicho por Santa Teresa, a sus padres, en ocasión de hospedarse en su casa cuando estuvo en este pueblo. 

A medida que aumentaban sus años, crecía su inteligencia en sabiduría, y su corazón en virtud, vistiendo el hábito de Trinitario en la ciudad de Toledo a los diez y nueve años de edad: aquí empieza verdaderamente, aquella vida pura y mortificada nuestro Santo, como preparación para profesar: aumentó sus devociones; ayunaba diariamente; se privaba de comer carne; dormía, como en su niñez, sobre un corcho o en sarmientos, y estudiaba bajo la dirección del Beato Simon de Rojas, con tanto aprovechamiento, que fue consumado en teología mística y moral, y en el conocimiento de los Santos Padres.

Ya profeso, y concluidos los estudios, se dedicó exclusivamente a la santificación de las almas, sin olvidarse de la suya, procurando poner en práctica un pensamiento que era su predilecto compañero, y como el sueño dorado de su vida: la Fundación de la Descalced en la Religión de Trinitarios. Dirigiendo como ministro elegido en Sevilla el Convento de Valdepeñas, estableció la Reforma, dando ejemplo o todos los súbditos, y ordenando que todos se mudasen el nombre de su familia, por el de algún Santo o Misterio de nuestra sacrosanta religión, tocando en suerte a Juan Bautista, el de la Concepción.

Entonces fue cuando nuestro héroe empezó o sufrir contrariedades por parte de los Superiores, y aun de los inferiores, porque trece compañeros que tenía, le abandonaron, no pudiendo sobrellevar tanta penitencia, humildad y pobreza, como había impuesto a su reforma: pero Juan no desmaya ante las oposiciones con que lucha; alma templada con los rigores de la penitencia, no se abate frente al peligro, sino que trata de combatirlo, para bien de las almas, y gloria de Dios. Marcha a Roma para conseguir del Padre común de los fieles lo que tanto ansiaba, el establecimiento de la descalced, y una tempestad marítima, impide lo que deseaba por entonces, teniendo que arribar otra vez en las playas españolas. 

Pero su voluntad de hierro, su amor al prójimo, su aliento fuerte, y su humildad sin límites, busca en la caridad del Duque de Maguera un asiento en la galera que le lleva de Virrey a Sicilia, y logra penetrar en la Capital del Orbe Católico, en solicitud de protección, para obtener medios de establecer su gran pensamiento. También en Roma tuvo oposiciones de influencia para ver contrariados sus deseos, pero el reverendo Pedro, de la Madre de Dios, predicador de Su Santidad Clemente VIII, le auxilió, y después de mil dificultades se expidió el breve de Institución, en 20 de Agosto de 1599. (...)"

Vencidos todos los obstáculos, regresa a Valdepeñas, y empieza aquella serie de Fundaciones que tanto esplendor han dado a los Trinitarios, y tanta gloria al insigne mártir de la Descalced, pues a fuerza de humillaciones y dificultades, fundo diecinueve Conventos, recompensando Dios de este modo, sus trabajos y constancia religiosa. El cargo de Provincial, que recayó en su favor por Capitulo general, no fue otra cosa que una dignidad de martirio para nuestro Santo, pues entonces se excedió asimismo en celo, en vigilancia y en solicitud paternal. 

Visitaba con frecuencia los Conventos fundados; predicaba sin descanso; inculcaba en todos los ánimos la caridad, y alentaba con su palabra, y ejemplo, a todos, para proseguir en el camino de la virtud. Pero tanto sufrimiento, tantas fatigas, y tantas molestias, causaron un notable quebranto en su salud, siempre delicada, y con una paciencia y resignación admirables, recibió los Santos Sacramentos, entregando su alma al Creador, en el Convento de su orden en Córdoba, a 14 de febrero de 1613, siendo beatificado por el Pontífice Máximo, Pío VII, en 1819. Esta es la vida, a grandes rasgos trazada, del Beato Juan Bautista. de la Concepción, modelo de confesores ilustres, campeón de la gloria de Dios, bienhechor caritativo de la humanidad, y ejemplo que debe ser para nosotros, si queremos nuestro bien, que es la eterna felicidad.


Waldemaro Puebla.

Capellán Rector del Carmen y coadjuntor de la Parroquia de la villa de Almodóvar del Campo.

============================================================================================

El texto reproducido forma parte del panegírico predicado por el citado D. Waldemaro Puebla el 14 de Febrero de 1877 en Almodóvar del Campo. Hemos reproducido los párrafos correspondientes a la descripción de la vida del Santo. El panegírico completo lo podéis descargar en el siguiente enlace “Panegírico del Beato San Juan Bautista de la Concepción”. En este documento aparte de escribir la vida de Santo hace un resumen de la historia del Almodóvar del Campo, y lo podemos considerar como una de las primeras referencia escritas donde se expone la historia del municipio, repasando los personajes tanto religiosos como civiles más relevantes de su historia, la cual fue extensamente estudiada y analizada más de 40 años después por D. Edgar Agostini. Asimismo D. Waldemaro hace una reflexión sobre las que considera las virtudes del Santo que puede resultar de interés a algunos de los lectores.


San Juan Bautista de la Concepción está considerado uno de los principales autores místicos del Siglo de Oro. No en vano es el autor ascético y místico con una obra más extensa. Debemos indicar el desconocimiento que hubo de su obra hasta bien entrado el siglo XX ya que estás se publicaron tras su beatificación en 1819, aunque con una edición de muy baja calidad. No fue hasta su canonización cuando Juan de Pujana transcribió sus obras en cuatro amplios volúmenes que son en los que actualmente podemos leer las obras del Santo.

Con motivo del 405 aniversario de su muerte, que se celebra en unos días, queremos desde el blog reivindicar su figura tanto el ejemplo de vida, como por la obra escrita y que posiblemente debido a su escasa difusión no ha podido ser valorada en la medida de su importancia.

Share:

0 comentarios