Lavar, secar y planchar y vuelta a empezar

Hace poco os contamos cómo se elaboraba el jabón de sosa, jabón que se utilizaba para lavar antaño en las casas. Por supuesto el jabón se usa y se ha usado siempre para lavar ropa, en la limpieza domestica y en el higiene personal, pero ¿Cómo se desarrollaban estas tareas cuando no disponíamos de las comodidades que actualmente nos brindan nuestro hogares? es esta entrada os mostraremos algunos objetos que se utilizaban y como se hacían estas labores.

Hasta hace no mucho las casas no disponían de lavadoras, ni siquiera de agua corriente, por lo que las tareas de limpieza eran mucho más trabajosas, hasta el punto incluso de derivarlas en gente que se especializaba en ello. Llegó a existir un gremio, el de las lavanderas, que por no mucho dinero o a cambio de viandas lavaban la ropa de sus vecinos. Tarea muy dura y no bien pagada.

Diversos modelos de planchas, algunas de carbón y otras ara calentarlas en fogones.

Cuando no llegaba el agua a las casa, en general  no se solía lavar la ropa en el hogar por razones funcionales y de higiene, únicamente alguna prenda suelta se podía lavar en la pila que solía haber en los patios. Lo más habitual era ir a lavar las ropas y en especial lo que se llama la  ropa de cama a los lavaderos y allí también se “soleaba” para blanquearla.

En muchos pueblos había  lavaderos en las zonas por las que pasaban los arroyos o en zonas cercanas a pozos y albercas. Estos edificios cayeron desuso durante años, pero en muchas localidades, si no se derrumbaron, se están volviendo a restaurar por su valor como referencia histórica, acción que nos parece muy positiva para que se conozca como era la vida no hace tanto. En Almodóvar del Campo no tenemos constancia de que existiera un lavadero público como tal, o por lo menos no quedan restos de él, tan solo podemos encontrar restos de unos pequeños lavaderos en el conocido como el “Huerto Arriba”. También se iba a lavar al “Huerto Silvestre”. Hasta estos lugares se transportaba la ropa en burros o en carrillos, y las mujeres se reunían en ese lugar para lavar. El Huerto Arriba se situaba en el camino que sube a la Santa desde el huerto de Corchado. En la siguiente imagen os mostramos una toma aérea con la ubicación del huerto.

A la izquierda podemos ver la ubicación del Huerto Arriba, situado al Suroeste de Almodóvar, en el camino que lleva su nombre. A la derecha la flecha roja nos indican donde se ubicaba el lavadero dentro de la huerta, hoy en día en ruinas. Se aprecia la estructura redonda de la alberca y las dos rectangulares a su lado que eran los lavaderos.
En la fotografía de la izquierda vemos cómo eran los lavaderos, os cuales estaban divididos en dos partes, ya que en una zona se enjabonaba y en otra se aclaraba. También se aprecia la inclinación de la piedra hacia dentro, donde se apoyaban las tablas de lavar o se lavaba directamente sobre la piedra. A la derecha tenemos los restos de la alberca con la Santa al fondo.

La tarea de lavar consistía en mojar la ropa, enjabonarla, golpearla, frotarla y antes de aclararla se extendía sobre la hierba para “solearla”, de esta forma se conseguía blanquearla. Las prendas se frotaban sobre piedras o sobre tablas que se sumergían, por su parte inferior, en el agua. Cuando las prendas ya estaban limpias y aclaradas se extendían sobre arbustos o tendederos de madera para que se secasen al sol.

Esta tarea podía durar una jornada, ya que se llevaban a los huertos toda la ropa de cama de la casa. Había que dejar tiempo para cada uno de los procesos de enjabonado, soleado, aclarado y secado, y por ello también se convertía en un acto social ya que las mujeres aprovechaban esos días para juntarse, contarse sus cosas y echar unos cantes.
Tabla de madera para lavar la ropa y unos trozos de jabón. La parte curva de la tabla era en la que se apoyaban las lavanderas y la parte de arriba, la recta, era la que se introducía en el agua. Las estrías horizontales servían par frotar mejor la ropa.

Tras el lavado y el secado llegaba la tarea más ardua para algunos y relajante para otros: el planchado. Las planchas más antiguas eran simples piezas de metal con una cara lisa y un mango de madera, que se calentaban encima de la placa de los fogones de las cocinas de carbón. Más tarde se evolucionó a las planchas de chimenea, en cuyo interior se ponía carbón ardiendo, de esta forma no hacia falta tener que estar calentando la plancha en el fuego. La evolución nos ha llevado a las planchas eléctricas y este pequeño electrodoméstico no ha parado de añadir funcionalidades para asombro de sus usuarios.
Planchas antiguas, las que se calentaban en los fogones. Fotografía sacada del libro de aperos y objetos olvidados.

Evolución de las planchas, a la izquierda la conocida como plancha de chimenea, en la parte ancha se metía en carbón ardiendo. La plancha de la derecha es una de las primeras eléctricas, se puede apreciar el enchufe (aunque sin cable) en su lateral.

Antigua tabla de planchar de madera, sólo tenían unas patas que sostenían la parte más ancha, la parte estrecha se apoyaba en una encimera o en una mesa.

En pocas lineas os hemos contado el proceso de lavado, secado y planchado, pero esta tarea doméstica precisaba para su realización a veces hasta un par de días… Con razón mi abuela Eulalia siempre decía que uno de los mayores inventos del siglo había sido la lavadora.


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