Los baños de Fuencaliente. Semanario Pintoresco Español, año 1844.

En 1844 Luis Maria Ramírez y las Casas-Deza, posiblemente el historiador más relevante de la ciudad de Cordoba en el siglo XIX, nos dejó en la revista Semanario Pintoresco Español un interesante texto sobre este bello pueblo de Sierra Madrona, zona sita al suroeste de la provincia de Ciudad Real. En el texto el autor resume diferentes hechos históricos sobre la fundación de la ciudad, hace un recorrido por sus alrededores y nos detalla las propiedades de sus aguas, que dan nombre a la población. El texto completo lo podéis descargar del siguiente link (Descarga el archivo). Como curiosidad este texto es el primero que cita de forma escrita la leyenda sobre la fundación de la ciudad; también nos ha parecido curiosa la descripción que hace de las pinturas rupestres que existen en los alrededores de la localidad.

Los Baños de Fuencaliente. Imagen de portada del artículo  (Semanario Pintoresco Español, número 20, 19 de mayo de 1844)

No podemos dejar de recomendar la visita al bello patrimonio natural y cultural (pinturas rupestres y ruinas romanas) que esta zona al sur de la Mancha, ya casi en sierra Morena nos presenta. La infinidad de senderos para practicar senderismo, el balneario, la buena gastronomía y principalmente su gente son argumentos suficientes para visitar la población. 

Sin más os con aquellos párrafos que nos han parecido más representativos del articulo de  Luis Maria Ramírez y las Casas-Deza:

Si la península ibérica es abundante y rica en aguas minerales, pocos territorios de ella presentarán tanto número como el campo de Calatrava, situado en aquel país que se conoce con el nombre de Mancha. A legua y media al S. de Mestanza se halla el manantial llamado de las Tiñosas, que es muy copioso; en la Calzada de Calatrava, á un cuarto de legua al N. de la población, hay una fuente que solo está mineralizada por el ácido carbónico; otra igual á esta, se encuentra en Granátula; en el término de Almagro se halla la nombrada de la Nava, muy conocida de tiempo antiguo; á media legua de la Aldea del Rey, está la fuente llamada del Diezgo etc.; pero entre todas estas aguas sobresalen las de Puertollano, las de los Hervideros de Fuensanta, y las de Fuencaliente, de las cuales vamos á dar una ligera noticia.

La villa de Fuencaliente está situada en el confín S., de la provincia de Ciudad-Real, limítrofe de la de Córdoba y partido de Montoro. Yace en las entrañas de Sierra-Morena, y en medio de sus más incultas asperezas, á los 38º 20' y 9" de latitud septentrional, y á los 12º y 28 de longitud oriental de la isla del Hierro. Ocupa la mesa que se forma al pie de un escarpado cerro de piedra, de unos cien pies de elevación, llamado la Sierrezuela, desde cuya mesa se prolonga un largo recuesto poblado de pequeños huertos hasta la margen derecha del rio de la Tegua; y por uno y otro lado se estienden las casas que se van elevando arrimadas á otros dos cerros. Tal es la situación de esta humilde villa, que debe no solo su renombre sino también su origen, á las aguas termales que brotan en su recinto. Yermo é inculto el territorio de Fuencaliente no era hollado más que de animales montaraces, y de algunos viajantes que transitaban por el camino, que atravesando aquel desierto ponía en comunicación por allí á Castilla con Andalucía, cuando dos soldados de Cabezas-Rubias, según tradición, habiéndose bañado en estas aguas, que eran entonces unas charcas, buscando el remedio de una sarna que padecían, y tenido alivio, lo contaron en su aldea, cuyos vecinos fueron al sitio del manantial, y reconocido el terreno, hallaron en la espesura al lado de las aguas la imagen de Ntra. Sra. á que dieron el nombre de los Baños, y le labraron una ermita para su culto.

Extracto de artículo. Semanario Pintoresco Español, número 20, 19 de mayo de 1844.

Este suceso debió ocurrir á principios del siglo XIV, pues el año de 1369, ya se halla pertenecer la ermita á la Orden de Calatrava; y asi el año de 1314, en que algunos han dicho con equivocación, que tuvo principio la villa, debió de ser el de la fundación del santuario. La población no tuvo principio hasta después de dicho año de 1369, en que muerto el rey D. Pedro, á manos de su hermano D. Enrique en el campo de Montiel, D. Pedro Muñiz de Godoy, natural de Córdoba, que ya se titulaba maestre de Calatrava, tomó posesión del maestrazgo en el convento de esta Orden, y de allí se dirigió á Carmona , con algunos caballeros tras el rey D. Enrique, cuyo bando había seguido en la guerra contra su hermano. En este viaje, dice Rades de Andrada en su crónica de Calatrava, «pasó por una muy devota ermita de esta orden, que estaba en Sierra-Morena y se decía Santa María de los Baños, ó de la Fuencalda, y ágora es iglesia, y se dice de la Fuencaliente. Estaba allí un fraile clérigo de esta Orden que se decía Fr. Benito Sánchez, el cual pidió al maestre licencia para dar á poblar el término de aquella ermita. El maestre por devoción que tuvo á la ermita, y acción al fraile dióle esta licencia y privilegio para los pobladores que allí viniesen , y los que después de ellos viniesen alli, fuesen libres y francos de todo pecho y tributo para siempre. ítem dio facultad al prior ó fraile de aquella ermita y á sus sucesores, para dar solares y repartir términos á los pobladores, y le concedió que los diezmos de cualquier frutos de aquellos términos fuesen del prior de aquella ermita y sus sucesores, y que él y ellos tengan poder para poner justicia y regimiento en el pueblo. Luego fueron pobladores y poblaron junto á la ermita un lugar que hoy se dice la Fuencaliente...» Esta relación manifiesta claramente que no se fundó la villa hasta el año 1369.

Estuvo sujeta á la villa de Almagro hasta 1566, y después á Almodóvar del Campo, hasta que el Rey D. Felipe II, por cédula fecha en Madrid á 26 de Noviembre de 1594, la apartó con su aldea de Ventillas del partido y gobernación de Almodóvar, volviéndola á sujetar á la villa de Almagro. En 1591 el Licenciado Nicolás de Chaves, había dado posesión á la villa de la jurisdicción civil y criminal, alta y baja, mero y mixto imperio de que le había hecho gracia S. M., y por lo cual le había servido con 724,500 mrs.

Consta la población de trece calles y una plaza bastante capaz, y la habitan 400 vecinos. Su iglesia parroquial está situada casi en el medio del pueblo, y fue construida habiendo demolido la antigua, por los años de 1710. 

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Luis María Ramírez y las Casas-Deza

La mayor parte del término es montuosa y estéril; pero tiene buenas arboledas de robles y quejigo, que surten de madera las minas del Almadén; y pudiera tener buenos encinares, si en vez de continuar la plantación de este útilísimo árbol, como principiaron en 1804, no hubieran cortado las que ya había. El número de olivos llegará á unos 10,000 entre los que dan fruto y no le dan todavía. Cría otros varios árboles, arbustos y plantas medicinales. Produce trigo, cebada, centeno, y muy poca cantidad de semillas y legumbres, alguna hortaliza y frutas. Posee mucho ganado cabrío, poco vacuno, menos lanar y de cerda, y mantiene de 1,200 a 1,400 colmenas que dan exquisita miel. Pero en su territorio, como el más á propósito por su naturaleza, abunda sobre todo el reino animal, hallándose en él toda especie de caza mayor y menor.

Si los Romanos se aprovecharon de su riqueza mineral, como no es improbable, no ha quedado vestigio ni memoria alguna de esta nación; pero si se hallan monumentos que fundadamente se pueden atribuir á otra que aportó á nuestra península con el fin de disfrutar sus riquezas mucho antes que los Romanos, la hicieran provincia de su imperio, Hablamos de los Fenicios, que tanto se aprovecharon de las ricas producciones y metales de nuestro pais. El laborioso y erudito escritor D. Fernando López de Cárdenas, cura párroco de Montoro, con el objeto de recoger sustancias minerales y otras curiosidades para el gabinete de Historia Natural de Madrid, para lo cual estaba comisionado por el Conde de Florida-Blanca, reconoció en 26 de Mayo de 1783, varios lucos situados en el término de esta villa, y parage nombrado, por lo que después se verá, Piedra escrita, junto á el arroyo de las piedras, y orillas del rio de los Batanes.

Estos lucos de Fuencaliente son unas cuevas piramidales, abiertas en matriz vita de pedernal, en las cuales se hallan figurados con tinta encarnada bituminosa, símbolos, geroglíficos y figuras que no corresponden á los alfabetos hasta ahora conocidos. Es tan rara esta memoria de la antigüedad gentílica, que con dificultad se hallará otra de la misma especie. Pasan de 84 estas figuras, y se encuentran en. dos sitios, al pie de la Sierra de Quintana, distante cerca de una legua de Fuencaliente.

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Imagen antigua de Fuencaliente  (www.todocoleccion.net)

Mas habiendo de hablar de las aguas termales, que es lo más importante que ofrece esta villa, decimos que, sin duda considerando á la Virgen como protectora de los baños, labraron su iglesia de forma que el agua del manantial caliente, nace á borbollones en la parte inferior del templo, y de aquí es conducida pasando por el altar mayor á la alberca, que está debajo del camarín. El nacimiento del agua del baño templado está fuera del muro de la iglesia: mas para ir á su depósito pasa por debajo de ella. En este entran dos caños, el frio es el antiguo; el caliéntese le introdujo en 1830. Donde cae el agua del caño caliente, está el agua del baño fresco, cuyo conducto va por bajo del suelo al templado.

La temperatura del manantial es constante, pero varía, como se infiere de lo dicho, en cada uno de los baños. En el nacimiento tiene en caliente 32 grados de R. y en el baño 30 y 1/2; el templado 30 y el fresco 29.

En el manantial el color de las aguas es algo zarco; pero si se examinan en un vaso de cristal aparecen claras y trasparentes. Carecen de olor, y. su sabor es ligeramente agrio. Son suaves al tacto y desprenden algunas burbujas. Sirven para la vegetación, y así es que son empleadas por los naturales en regar sus huertezuelos, aprovechando el agua que es derramada cuan do, como se ejecuta diariamente, se limpian los baños para lo que tienen establecido cierto turno. Alteran el color de las ropas que se sumergen en ellas dándolas el de marrón obscuro. Su peso específico es algo mayor que el del agua destilada; pero su gravedad se aumenta algún tanto después que ha estado un breve tiempo espuesta al contacto del aire. En los registros y depósitos deposita el agua un sedimento craso y untoso, que no se halla en los baños á causa de la frecuencia con que se limpian, lo que no se hace con aquellos.

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Imagen de Fuencaliente (www.todocoleccion.net)

Pertenecen pues las aguas de Fuencaliente á la clase de las ferruginosas, ó sea según otra mas escrupulosa clasificación, á la de las acidulo-salino-ferrcosulfatadas. 

Son útiles estas aguas en el asma que se ha llamado húmedo cardialgías, peurodinias y gastrodinias, dispeptias, hipocondría, y en todos los casos de inacción de las membranas mucosas gastro-intestinables, y de los órganos secretorios hepático y pancreático-; en las obstrucciones del hígado y bazo, en la hepatalgia y en la nefralgia; en las leucorreas pasivas, ó en las que consisten en una pura hiperdiacrisis; en las clorocis infebriles sin extenuacioa; en las retenciones y desarreglos menstruales por causas debilitantes; en los tumores edematosos, hidropesías incipientes sin lesión particular de ninguna viscera, en los infartos linfáticos, escrófulas etc.; en los cólicos que se reproducen con frecuencia, reumas crónicos artritis, ceatica , etc. en las afecciones psóricas y herpéticas, y finalmente en varias dolencias producidas por supresión de la traspiración.

Tomadas en bebida estas aguas reaniman las propiedades vitales del aparato gástrico, cuyo efecto se trasmite á la economía, y por consiguiente aumentan el apetito, aceleran las digestiones, disuelven las materias contenidas en el tubo intestinal, promueven la evacuación de la bilis escedente, la expulsión de las materias fecales y de la orina, y finalmente abundantes sudores cuando se toman á su natural temperatura.

Aunque es mucho lo que pudiéramos decir relativo á la topografía de esta villa y á sus aguas minerales, y lo omitimos por no traspasar los regulares límites de un artículo, no podemos menos de impugnar una preocupación que se tiene con respeto á estas aguas, la cual no habiéndose limitado al vulgo, aun ha sido recibida sin examen por algunos facultativos ; esta es, que las aguas de Fuencaliente son perniciosas á los que padecen afecciones venéreas, sin embargo que una larga esperiencia ha manifestado lo infundado de esta persuasión. (…).

Vista de Fuencaliente (www.saposyprincesas.com)

Y siendo estas aguas útiles y benéficas á los que padecen tan cruel enfermedad ¿solo las de Fuencalíente han de tener el triste privilegio de ser funestas, y aun mortíferas, á los que están afectos, por, poco, que sea, de la misma dolencia?.

Es crecido el número de bañantes que concurren, á estos saludables aguas desde principios de primavera hasta mediado Otoño, no solo de la misma provincia de Ciudad Real y de las limítrofes de Extremadura, Jaén y Córdoba, sino también de algunas más distantes; y sin embargo, aunque en el dia se hallan mejores albergues que en tiempos antiguos, todavía no son como debieran, ni el pueblo está tan surtido como sería de desear, faltando aun los artículos más necesarios. ¡Cuando llegará el tiempo en que los establecimientos de aguas minerales, ya por parte del gobierno, ya de los pueblos y particulares, se vean tan bien montados como se hallan en otras naciones!

LUIS MARIA RAMÍREZ Y LAS CASAS-DEZA.

Referencias:

Semanario Pintoresco Español, número 20, 19 de mayo de 1844 

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